Marcelino Franco (63) es una de las tantas víctimas del deficiente sistema de justicia que impera en nuestro país y que, una vez más, es incapaz de brindar las suficientes garantías a quienes recurren a él.

 
Todo empezó en mayo del año 2016, un día en el que se encontraba regresando a casa tras afrontar una larga jornada laboral. En aquella ocasión, había viajado a bordo de una unidad de la Línea 10 – empresa Ita Ybu S.R.L.

Al momento de detener la marcha para bajar pasajeros, otro ómnibus de la Línea 2, explotada por la empresa de transporte Nuevo Horizonte S.A., le cerró el paso, esto luego de que ambos buses hayan disputado una “carrera” como parte del conflicto entre internos que existe en la ciudad de Limpio.

 
Tras descender, Don Marcelino fue embestido por el colectivo de la Línea 2 cuando se encontraba caminando por la vereda. “El colectivo cruzó para venir por el otro carril y yo, creyendo que se iba a ir ahí, vine por la costa, pero el chofer no me vio y me llevó por abajo del bus”.

Una de las ruedas pasó por encima de su pierna izquierda, quebrándole gran parte de los huesos y obligando a que fuera trasladado de urgencia al Instituto de Previsión Social (IPS), donde días después finalmente tuvieron que proceder a amputarle el miembro inferior.

El calvario inició a partir de este momento, según cuenta Don Marcelino, ya que el conductor estuvo detenido apenas durante 24 horas y pudo volver a trabajar al día siguiente, sin haber sido sometido a ningún proceso penal tras el accidente que ocasionó.

La denuncia fue radicada ante el Ministerio Público por el hecho punible de lesión culposa, siendo asignado para atender la causa el fiscal Benjamín Maricevich, a quien acusó de no haber obrado en forma durante todo este proceso penal.

En poco tiempo, el caso terminó siendo cajoneado por la Fiscalía, con múltiples chicanas de por medio, lamenta la familia del denunciante, que acusa de una criminal irresponsabilidad al conductor y a la empresa Nuevo Horizonte.

Un dato que llama la atención es que el fiscal había convocado a declarar a la víctima cuando la misma se encontraba internada en el hospital, siéndole imposible comparecer para brindar su versión de los hechos.

“Nadie de la empresa se apareció por mi casa, no se hicieron cargo”, lamenta Don Marcelino, quien luego de quedar sin una de sus piernas no pudo volver a trabajar nunca más, quedando a cargo de su esposa la enorme responsabilidad de mantener el hogar.

A 6 años de aquel lamentable hecho, este hombre pide que se pueda hacer justicia y que el caso no quede en la impunidad, pues aún mantiene las esperanzas de que algún día se aplique la sanción que corresponde contra los responsables.